Dime dónde meto el
corazón
cuando los pasos que
hemos dado juntas
queden en cuento
cerrado.
La espada y la pared
fueron
tan pretéritos como
un respiro
plagado de
intensidad.
Cuando duermas en los
futuros veranos
lejos de tu escenario
de nacimiento
aquel dolor será la
cera perdida de tu nueva efigie.
Quiero verte caer
atravesada de ilusión
en cada uno de tus
blandos pasos de aire.
Tan silenciosos son
como elevada es la dicha
de este corazón que una
vez
se rompió al descubrirte.
Dime si imaginabas
esto, mi pequeña,
en nuestras largas
horas de insomnio inesquivable.
Dime si sabías
entonces
que jamás dejaríamos
de necesitarnos.
El golem acabó
derrotado por fe
cuando ambas
decidimos mirarlo de frente
y decidimos la vida.
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