En el valle de la herida los pulmones elevaron solo dos palabras hacia sus labios:
- ¿Por qué? - El terror se acomodó en la tráquea del intocable.
- Porque el mundo a veces es justo - dijo entonces - y destierra a los monstruos que, como tú, sobreviven ocultos tras máscaras de leyenda.
El dragón se alejó lentamente, mientras la armadura de aquel caballero que una vez creyó ser perfecto y moral se balanceaba con el último suspiro.