Tantos años tratando
de superar la natura...
pero los anillos son
infinitos,
y verdaderos como el
más cierto de los karmas.
Acógelo, serpiente,
en tu mundo sombrío.
Sobre la piel de la
vida
los pedazos de la
tuya serán testimonio
de aquellos pasajes
de única estación.
Karma en eterno
otoño,
sueño de luces de
amanecer
sin ser más que brillos
de artificio
del despunte de un
verano
tan cercano
pero siempre pretérito,
sin posibilidad de
retorno.
Y ahora, lágrima a
lágrima
contar el calendario
de aguas
estancadas por el
sueño manso
de un querer en
potencia
y no ser nunca.
No entiendes que
jamás podré
llegar a ser quien
debería,
un caleidoscopio
hermoso
sobre deshielo de
invierno.
Y ahora, golpe a
golpe,
contar las caducas ramas
solas,
solas de amor por la
vida,
desnudadas por el
veneno
de un ofidio lacrimoso,
kármico
eterno
solo
solo
y enamorado.