domingo, 6 de enero de 2013

Roméo et Juliette (2002)


Escuchar una canción es añorarlo y que desemboque en que vuelva a verlo una vez más. La primera vez que disfruté de él fue en una clase de francés cuando estaba en el instituto. Es una excelente manera de aprender, la verdad. Decenas de veces lo he disfrutado, siempre en francés con subtítulos en francés, ahora lo he conseguido con subtítulos en español y ciertas palabras que no entendía por fin las he comprendido.

¿Qué decir de él? Los musicales franceses nunca me han defraudado, y al igual que el de Notre Dame de Paris (1999). Está grabado en teatro, y eso le da un encanto adicional a la vez que demuestra que el directo es magia, es maravilla.

Haciendo una breve comparativa, opino que Broadway es esplendor, energía, pero los musicales de teatro franceses  son un derroche de sentimientos engarzados de perlas, delicados y con melodías más dramáticas y pasionales.

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