Dicen
que un eterno retorno
marcó
de parte a parte
del primer al último hombre
de esta
tierra caducifolia.
Desde
mi única estación te espero.
Mientras,
consumes el largo camino
con
tu hermoso corazón de aire,
a
través de cada color del universo.
Un
paso más cerca,
un
paso más lejos,
mis ojos te pierden y te ganan
en
cada horizonte
de mi
espacio inconexo de ti.
No
desesperes, mi amor,
porque
un día amaneceré primavera
y habré
florecido bajo una cruz
y
tus pasos peregrinos.