En el valle de la herida los pulmones elevaron solo dos palabras hacia sus labios:
- ¿Por qué? - El terror se acomodó en la tráquea del intocable.
- Porque el mundo a veces es justo - dijo entonces - y destierra a los monstruos que, como tú, sobreviven ocultos tras máscaras de leyenda.
El dragón se alejó lentamente, mientras la armadura de aquel caballero que una vez creyó ser perfecto y moral se balanceaba con el último suspiro.
Me ha recordado algo que escribí hace años...
ResponderEliminarÉsta es la espada de neón
con la que cortar la cabeza del dragón.
Ésta, reluciente y fría, es.
El niño la toma sin convicción,
le han dicho que si quiere juguetes
tendrá que luchar.
No comienza, porque nunca acabará.
No hay honor en conquistar
lo que los hombres de cal mutilaron.
Sí, la espada contra el dragón
siempre una cabeza cortará.