A veces la sed
en su retorno estacional
causa fuegos de graves soles
y es lo único que me inunda.
Conocer la orografía del mundo
no hizo que por fin encontrara
esa fuente que buscaron mis faltas.
Los sonidos, constantes,
son más de lo que aquellos,
titanes fuertes y saciados,
intuyen poder tejer.
Por eso, marea tras marea,
el vientre marino es siempre
sereno y anónimo en su lento
sueño.
Si la visión vagara amable
cuando es reflejo tras el ojo
jamás cortaría a este corazón
que tan bien supo sentir
lo que otorgan sus fieles
y óbices
consecuencias.
...
Simplemente precioso... y harto desconcertante. Deja un resuello como a brújula extraviada, a fuerza por encima de la razón. Y eso me gusta, doquiera conduzca.
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